(De esta entrada olvidada, que publico ahora, hace ya casi un año).
Hola blog.
Te tengo tan abandonado como a todo aquello que ha formado parte de mi vida en estos últimos casi 39 años. Si tuviera que contarte todo lo que ha pasado desde la última vez que escribí, estaría haciendo una insana competencia a libros inteminables como La Biblia, El Quijote o Guerra y Paz, y desde luego la calidad de mi narración no sería ni de lejos tan excepcional como la de Tolstoi o Cervantes, si bien el contenido podría suponer una mezcla de estos tres libros, y unos cuantos más.
Sí te coy a contar que he aprendido de mala manera que es imposible seguir con el guión con el que uno intenta dirigir su vida. De pronto todo ha saltado por los aires. He hecho cosas que jamás pensé que llegaría hacer, y que de hecho me juré toda mi vida que sería incapaz de hacer, siempre según ese guión que tenía escrito en mi mente a modo de decamerón. Creo que si algo he sacado en claro, es que sólo yo puedo ser mi mejor amigo (salvando a mi madre y buena parte de la familia, que siempre han estado ahí), pero que a la vez, yo mismo soy mi peor enemigo. He descubierto mi punto de masoquismo; parece que me gusta sufrir, que me gusta elegir el lado complicado, o lo que es peor, que cuando las cosas están tranquilas algo en mi interior provoca complicarlas, como si necesitara de ese tipo de dificultades para sobrevivir. Y viendo todo ésto, creo haber encontrado mi propia existencia como ser, lo cual, analizando los actos, hechos y consecuencias, me ha dejado un muy amargo sabor de boca. Si nunca me he gustado a mí mismo, lo que he conseguido desde entonces ha sido odiarme del todo.
Las consecuencias de las decisiones que estoy tomando desde esta transformación existencial son socialmente más graves de lo que en un principio podría haber imaginado, y me las imaginé bastante dramáticas. Pero al mismo tiempo creo que son cosas que tenían que suceder. No puedo llamarme a mí mismo "amigo" de nadie, cuando me he comportado más como un buen samaritano que como un amigo de verdad. Con el tiempo la factura de los actos termina llegando, y aunque tu intención sea tan buena como para querer invitar a todo el mundo a comer, al final te toca pagar la cuenta.
Esa es otra de las cosas que he podido comprobar en este último año. Las buenas intenciones nunca cuentan. Da igual el ámbito: social, laboral..., lo que cuentan son los hechos, y por lo general por mucho aprecio que alguien diga que te tiene, lo que se ve es lo malo que hayas hecho.
Ya sin guión intento sobrevivir, de esa forma que como he confesado anteriormente me entristece, agobia, y a la vez parece que necesito para seguir adelante, no siguiendo un camino trazado en mi cabeza, sino saltando en cada pequeño punto de apoyo que veo delante de mis pies, sin saber si debajo de mí hay arenas movedizas, un precipicio o un camino firme. Desde hace unos cuantos años he conseguido no ahogarme y espero no tener que hacerlo nunca. Solo me queda tomar aire y chapotear hasta sacar la cabeza del agua las veces que haga falta.
Gracias blog por ser confesor de mis pensamientos en épocas extrañas y a veces complicadas.
Nos leeremos, o no.
(Escrito a partir del 28 de diciembre)
Fin del Prólogo.
Sin buscarte, sin pedirte y ya sin esperarte, aún no has llegado y ya eres lo más hermoso que he sentido nunca. Estos 39 años han sido el prólogo de una vida que se cierra en 3 meses, cuando llegues tú y comience mi vida de verdad, mi vida que no es mia, sino tuya.
domingo, 28 de diciembre de 2014
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