My Blog in other languages.

martes, 21 de septiembre de 2010

No es tan fácil.

De verdad que os lo agradezco. Se nota que sois buenos amigos y que me apoyáis incondicionalmente, además de darme todos los ánimos del mundo (y alguna que otra regañina) ahora que no lo estoy pasando del todo bien.

Muchos de vosotros sabéis que siempre me gustó escribir, y también muchos de vosotros me decís y me repetís lo bien que se me da juntar palabras sobre un papel, o en este caso, en una pantalla en blanco. Lo dicho, me alegra mucho que penséis así de mí, pero de escribir palabras intentando plasmar sentimientos, estados de ánimo, quizá algún tipo de denuncia social o particular, a pensar que podría trabajar para algún periódico, revista, o incluso que si escribiera un libro me lo iban a publicar, va un mundo. Las cosas no son tan sencillas. No es tan fácil.

Lo primero porque hay gente muy pero que muy buena escribiendo por ahí, aunque sea en pequeños y desconocidos blogs como éste. A mi por ejemplo me encanta como escribe Noelia en su (tristemente abandonado) blog de "La caja de cambios". Hay muy buenos escritores anónimos, y sinceramente yo no quiero siquiera considerarme como escritor. Me parecería una falta de respeto a ese gremio.

Lo segundo porque no he estudiado periodismo, ni filología, ni soy licenciado, requisitos que considero bastante importantes (si no fundamentales) para poder entrar a forma parte de la plantilla de un medio de comunicación. Simplemente un grandísimo profesor me inculcó el amor por la escritura más incluso que por la lectura, como haciendo patente que me gusta más dar que recibir. Lo del libro quizá algún día llegará, aunque simplemente lo escriba para mí.

Y por último, de verdad, no es tan fácil. Nunca nada es tan fácil. Se agradecen las muestras de ánimo, de apoyo, y la ayuda. Pero la vida no ofrece tanta suerte. Hay que saber buscar esa suerte, peleando cada oportunidad que se presenta, pero cuando no hay oportunidad es mucho más complicado.

De vez en cuando oyes acercarse un tren, incluso lo ves, viniendo hacia tí. Amigos y familiares te avisan cuando se acerca, o te guían en dirección a la vía por la que salen los trenes. Los importantes pasan delante tuya, inalcanzables porque las piernas se han quedado marchitas de no entrenarlas y no tienes la suficiente capacidad como para subirte a ellos. Entonces te das cuenta de tus pocas posibilidades y rezas para poder llegar a uno de esos viejos trenes, cochambrosos, de los que da hasta cierto pudor subir, pero que es lo único que queda disponible. Y ni siquiera sabes en que momento va a partir. Sólo suplicas que lo haga contigo dentro.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Orgasmo laboral masculino.

Siempre se dice que la vida da muchas vueltas, y que nunca se sabe lo que va a pasar.
A veces no hace falta ser adivino y estudiar las cartas del tarot o la bola de cristal para saber el futuro. Todas esas cosas me parecen una farsa, y como casi todo en esta vida, basta con ser un poco observador, analítico y perspicaz para darse cuenta de las cosas e intuir hacia donde va nuestro futuro.

En el caso que hoy abordo se trata de mi futuro laboral.
Mi pasado laboral (ya sabemos que el presente está "en paro"), ha sido como un orgasmo masculino. Está abajo, sube de repente a su punto álgido y tal y como ha venido cae de nuevo rendido. Tras éste orgasmo, necesitamos tiempo (algunos más que otros) para volver a tener otro subidón.

Espero estar equivocado, pero si me guío por mis observaciones, análisis y perspicacia (que no es mucha), todo parece indicar que nunca más voy a tener un orgasmo laboral, y que el resto de mi vida laboral va a discurrir como un impotente o un paralítico quien por falta de uso, o inutilidad de capacidades, va a tener que conformarse con que le den por el culo, o chupar pollas. Todo ésto, además, a un precio irrisorio. Lo que se conoce coloquialmente como "puta barata".

Así, si alcancé el orgasmo laboral como delineante, aunque haciendo más horas que un tonto, o como diseñador gráfico con un sueldo de mierda (recordad el país en que vivimos) trabajando para un jefe que no tenía ni puta idea de lo que quería, intenté cambiar, y ese intento de cambio ha significado mi impotencia laboral.
He pasado de nuevo por mozo de almacén (al menos los jefes me trataban de puta madre), y posteriormente por operario de una fábrica que prefiero no recordar para que no me duelan ni el cuerpo ni el alma.

Así, quedaron abandonados, o más bien retrasados, mis conocimientos de diseño gráfico y delineación, y obviamente nadie quiere contratar a un tío que no tiene los conocimientos suficientes y que lleva más de tres años sin trabajar en el diseño o la delineación. Siempre queda la opción de hacer cursos, pero ya he malgastado la opción de este año, la única que me quedaba, con un curso de programación que ni me ha aportado, ni me va a ayudar en mi mejora laboral.

Ahora me veo como puta barata casi suplicando por trabajar como camarero en un restaurante cualquiera, o incluso en lo que mi Txatxe llama "restaurante de lujo", lo que supone trabajar todo el día, a turno partido, o por turnos de 6 horas por un salario irrisorio que no da, ni dará, para vivir en solitario (menos mal que vivo en pareja).
Este tipo de trabajos anulan la capacidad de mejorar en otros conocimientos (cursos) o en otro ámbito laboral. Desde luego queda de puta madre poner en el currículum para un trabajo de diseñador que trabajas en el Vips. Con lo que, siendo un poco observador, analítico y perspicaz, éste es el futuro laboral que me espera. Así hasta jubilarme.

Lo más irónico es que el último trabajo en el que estuve a gusto, con buen horario y decentemente remunerado (daba para vivir en solitario, o incluso si mi pareja estuviera en paro), fue de camarero.
La vida da muchas vueltas, pero mi vida laboral es una línea recta en caída libre.